Preparativos


A lo largo de toda esta semana he venido preparando un mis cachivaches para irme de viaje. Cuando era chico pensaba que viajar era algo de lo más fácil y sencillo, a lo único que me dedicaba era a joder soberanamente con algo como: "¿Nos vamos ya mamá? Ya es mañana". Sin embargo esta vez me ha tocado prepararlo casi todo yo sólo, así que procedo a contarles algunas de mi principales actividades pre despegue:


Primero: una de las tareas más duras ha sido ordenar mi cuarto, que mas que cuarto en los últimos días parecía una zona de guerra en la que acababa de caer el bombardeo más fulminante que se haya visto. Ninguna cosa andaba en su lugar, las cobijas arrastrándose por el piso, los libros desperdigados como restos humanos por todo lado, la ropa sucia trepada impunemente sobre los muebles, papeles de toda clase y calaña inundaban el escritorio y unos platos de comida rondaban la cabecera de mi cama. Sólo cuando hube ordenado todo lo de aquí dentro, pude empezar a ver qué es lo que iba a llevar en mi maleta, por ejemplo el cargador de celular, que fue hallado debajo de la cama y sin el cual me hubiera ido de lo más tranquilo y feliz.

Segundo: acostumbrado a no lavar mi ropa mas que una vez al mes, he tenido que lavar kilos, qué kilos, toneladas de ropa sucia, porque no tenía un sólo trapo para llevar al viaje y no podía irme con lo que tenía encima. Empecé con la ropa interior: todo un día lavando medias y calzoncillos, algunos de los cuales ya ni recordaba tener, porque los saqué del fondo de mi "pequeño" cesto de ropa sucia. Luego lavar pantalones y chompas me dejó casi sin espalda. Para el tercer día, cuando ya no me quedaba ni un ápice de fuerza tuve que seguir con los polos, que sobra decir quedaron mal lavados y fueron estendidos a la mala en mi cordel.

Tercero: finalmente, y no por ello más fácil, he tenido que explicarle a mi abuelita que ya tengo 21 años y puedo viajar sólo, que no me ha pasar nada malo, que no me van robar, ni me voy a perder, ni nada (ojalá, toque madera). Lo que he recibido a cambio han sido una serie de sollozos, bendiciones, recomendaciones y un largo etcétera. Y eso que aún no he partido. Espero que cuando esté saliendo por el umbral de la puerta pueda hacerlo tranquilo y no apesadumbrado por los lloros de mi viejita.

Cómo comprenderán, después de todo esto me siento mucho más que cansado y, por si fuera poco, para terminar de rematar mi estropeado cuerpecillo y moral, una gripe del mal me ha tomado prisionero, como consecuencia supongo de estos días fríos y de haberme sometido a los regímenes de ser un lavandero a tiempo completo.

Sin embargo, a pesar de todo esto me siento feliz porque un viaje a lugares desconocidos se aproxima y con ello nueva experiencias que vivir y por supuesto que contar. Espero pasarla muy bien este corto viaje que busca ser una suerte de respiro, de hondo respiro de todo lo que casi me ahogaba aquí. Espero tener el tiempo suficiente para pensar, para extrañar, para crear, para divertirme, para jugar, para descansar, para olvidar y para recordar.

Espero también seguir transmitiendo desde el recóndito paraje donde me encuentre, y así tener esa sensación tan deliciosa de que por aquí le hago falta a alguien, de que alguien me leerá porque en el fondo de su corazón me extraña.

2 comentarios:

angel dijo...

pero donde vas tio!? muy lejos!!!!??

Zero dijo...

Me fui tan cerca que ya estoy de vuelta. Un abrazo tío, gracias por comentar.