Amor

3.
Viernes 27 de Abril de 2009
12:05 p.m.

Había pasado la primera semana de universidad. Podría decirse que muchas de las cosas pasaron como Manuel las había imaginado, o como se veían en las películas y novelas de la televisión.

Por ejemplo, los grupos o círculos que se forman en la universidad no eran pura ficción, tenían algo de cierto y Manuel pudo verlo durante sus primeros días: estaba el clásico grupo de los chicos deportistas, esta vez, claro, no tenían chaquetas del mismo color y no eran seguidos por todas las porristas de la universidad (que no habían), pero sí se sentaban juntos para hablar de fútbol todo el día y quedar para alguna pichanga –y su posterior borrachera- el fin de semana.

También estaba el grupo de las chicas guapas, las irresistibles, las mamacitas. Pese a que algunas eran bastante, digamos, poco agraciadas, se pasaban gran parte del día mirándose al espejo o caminando exageradamente por el patio, tratando de impresionar a algún incauto muchacho algo corto de vista.

Luego estaban los infaltables nerds. Sí, existían. La verdad es que su apariencia no era tan exagerada como se ve en la televisión pero sí que mantenían algunas directrices básicas en su comportamiento: se sentaban siempre adelante, tomaban notas para todo y nunca dejaban de hacer una tarea, por más pequeña e irrisoria que esta fuera.

Manuel se había unido a un grupo bastante variopinto que no encajaba en ninguna de las clasificaciones anteriores. Podría decirse que tenía un poco de todo: estaba Cielo, la chica guapa de ojos claros; Alberto, el faltoso, chacotero y juerguero, y Maria del Carmen, la inteligente y chancona. Los cuatro se habían conocido el segundo día de clases por sentarse en carpetas contiguas y se hicieron grupo por mera necesidad. Sin embargo a la larga, funcionaron bien y se hicieron buenísimos amigos.






En esta primera semana Manuel no había tenido oportunidad de hablar con Verónica. Aunque, claro, sólo le hubiese bastado acercarse en algún momento y presentarse como cualquier compañero de salón, pero Manuel era bastante torpe para hablarle a los desconocidos, mucho peor si se trataba de una chica. Siempre esperaba que la gente le hablara primero y si eso no sucedía, pues se queda solo en una esquina como un hongo. Solo como siempre.

Luego de la última clase del viernes, mientras toda la clase se retiraba con rumbo a sus casas o a algún chupódromo cercano a la universidad, Manuel se entretuvo guardando sus cosas en la mochila. Cuando se disponía a salir, vio que Verónica también se había retrasado de los demás y estaba aún arreglando unas separatas en su folder. A Manuel le empezaron a sudar las manos, como típico signo de que estaba poniéndose nervioso. Se preguntaba qué hacer si ella volteaba y lo miraba allí, ¿acaso le hablaría? ¿le sonreiría y le diría “hasta el lunes”? ¿se quedaría callado y disimularía hasta que saliera? En eso estaba cuando su celular empezó a sonar, por instante no supo que hacer y se dio vuelta, luego lo sacó rápidamente de su bolsillo. Era un mensaje de texto:

“Mi amor, ya llegué a tu universidad. Nos vemos en la puerta ¿si? Un beso. Fer”.

Manuel cerró rapidamente el celular como si le hubiesen pillado una mentira. Cuando levantó la vista, Verónica ya se había ido.


4.
Sábado 25 de octubre de 2008
04:45 p.m.

Después de mucho tiempo Manuel tenía una cita. En cualquier otro encuentro -que en total no superaban los diez a lo largo de toda su vida- estaría temblando de nervios y repasando en su cabeza las cosas que debía hacer o los chistes que debería contar para sonar interesante frente a su acompañante. Sin embargo, esta vez estaba más tranquilo, casi relajado, ya que la chica con quien se encontraría era Fernanda, una buena amiga de la infancia. Su amistad duró algunos años después de compartir el jardín de niños, sin embargo, luego quedó olvidada por cosas que ambos desconocían. Ahora ya con diecisiete años y gracias a la maravillosa magia de chat, habían recuperado el tiempo perdido y llevaban una temporada conversando todos los fines de semana, actualizándose el uno al otro sobre cómo estaban sus vidas. Fernanda estudiaba Derecho en la Universidad Santa María y tenía como meta culminar la carrera fuera del país. Había terminado el colegio siendo la alumna número uno de su promoción y continuaba siendo la primera en la universidad. Era una chica muy dulce y de sonrisa cautivadora, a Manuel le encantaban los hoyitos que se formaban es sus mejillas al sonreír.

Durante sus conversaciones por chat, podía verse que ambos se encontraban interesados el uno al otro, así que no pasó mucho tiempo hasta que concretaran una cita, el lugar elegido fue una plaza que quedaba relativamente cerca para los dos. Manuel trató de llegar puntual a la cita, pero como siempre, no lo logró, Fernanda ya lo esperaba por algunos minutos, estaba radiante, con el cabello suelto, unos jeans azules y un polo color rojo. En todo este tiempo Manuel sólo la había visto en fotos y en algunas ocasiones por la webcam pero, sin duda alguna, en persona se le veía mucho más guapa y atractiva. Se saludaron afectuosamente con un abrazo largo y unas sonrisas enormes. Ambos se mostraban muy felices de verse, y también se convencían de que algo bonito podía surgir entre ellos.

Luego de caminar bastante rato alrededor de la plaza, se sentaron en una banca a tomar unos helados. Continuaron conversando y riéndose a carcajadas con los chistes que Manuel había preparado con tanto esmero horas antes.

- ¿Sabes cuantas mujeres entran en huevo? - contaba Manuel.
- ¿Cómo es eso? -respondía, extrañada, Fernanda.
- ¿Sabes o no?
- Mujeres en un huevo... no, ni idea.
- Pues dos, Clara y Ema
- Ja, ja, eres un sonso.

Luego de terminar sus helados y terminado también el repertorio de chiste de Manuel, se quedaron callados por unos minutos, como meditando acerca de lo que podía pasar. Fernanda lucía feliz y miraba constantemente a Manuel, este no sabía qué cojones más decir y comenzaba a sentirse algo nervioso.

- ¿Me acompañas a mi casa? – dijo de pronto, Fernanda.
- ¿Qué, ya te tienes que ir? – respondió Manuel, algo sorprendido.
- Sí, ya me hizo algo tarde.
- Bueno, vamos.
- ¿Conoces el camino?
- No, pero tú sí ¿verdad?
- Ja, ja. Sí

Caminaron las diez cuadras que separaban la plaza de la casa de Fernanda. En algunos tramos del camino, las veredas eran bastante angostas y los obligaban y juntarse un poco más, cuando esto sucedía, ambos sonreían y se miraban a los ojos, pero sin decir nada. Manuel se encontraba un tanto confundido y nervioso, no sabía bien qué pasaba, mientras que Fernanda estuvo todo el camino como pensando en algo pero sin mencionar palabra alguna.

Cuando llegaron a casa de Fernanda, ella entró un momento para ver si sus papás estaban.

- Sí están, parece que he llegado a tiempo – dijo con una sonrisa.
- Chévere – le contestó Manuel-. Bueno, entonces me voy ya, espero que salgamos otro día.
- Sí seguro, la he pasado muy bien…
- Cuídate, hablamos por el Messenger.
- Okay.

Ambos se abrazaron para despedirse, Manuel acarició su rostro con el cabello de Fernanda, mientras ella se apretó fuertemente contra su pecho. Se fueron separando lentamente, como si en el fondo no quisieran hacerlo, luego de eso, sus mejillas rozaron levemente provocando pequeñas descargas eléctricas en sus cuerpos, ambos buscaron los labios del otro. Se dieron un largo beso.

- ¿Quieres estar conmigo? – dijo Manuel, casi sin pensarlo.
- Esperé toda la tarde que lo dijeras – respondió Fernanda.

Manuel sonrió como pidiendo disculpas y Fernanda le acarició el rostro. Se besaron nuevamente.


[Luego de más de un mes llega una nueva entrega al blog. Me apena mucho no haberlo hecho antes pero la flojera algunas actividades me han tenido corto de tiempo. Gracias a la poca (pero significativa) gente que me espera y me sigue. Ojalá y no les haga esperar tanto la siguiente y prometo se pondrá interesante.]

[Los dejo con la canción que me levantó el ánimo y motivó a por fin escribir algo más. Un abrazo.]



3 comentarios:

Anónimo dijo...

esta muy interesante y emocionante sigue así que quiero seguir leyendo xD

Anónimo dijo...

pero hombre, esos grupos SON Y SERAN inolvidables, continua la historia ps no nos dejes asi

Dueryng Cheneaux dijo...

Han pasado como 2 años desde que abandoné mi blog, el tuyo y el de busco novia, jajaj...son casi 3 que deje de escribir y leo solo cuando me obligan, tengo tiempo o se me ocurre, con menos frecuencia el segundo, esperare la proxima entrega amigo. Un abrazo.